“Ofrezco todo por mis hermanos sacerdotes y por la santificación de ellos”
7 de marzo de 1988/ 16 de agosto de 2023
El padre César Augusto Cadena Galindo nació en Tibaná – Boyacá el 7 de marzo de 1988, en el seno de una familia campesina de arraigadas costumbres cristianas. Allí mismo recibió la primera comunión y la confirmación. Su amor a la morenita del Tepeyac, es decir, a nuestra Señora de Guadalupe, comenzaría –podemos suponerlo– desde la edad temprana, quizás desde la cuna, al compás del rezo frecuente del santo rosario en aquel hogar boyacense donde la oración era también el pan de cada día.
Aprendió a leer y a escribir en la escuela de Piedras de Candela de Tibaná y desde pequeño aprendió el valor del sacrificio: debía levantarse muy temprano para ir a estudiar, caminar largas distancias, sembrar o arrancar papa en la tierra morena y atender a las demandas más comunes de la vida campesina.
Su inquietud vocacional se afianzó especialmente durante la secundaria, entre textos de estudio y buenos ejemplos; al terminar sus estudios de básica secundaria en la Institución educativa Gustavo Romero Hernández de Tibaná, dio con prontitud las primeras respuestas al llamado del Señor: ingresó a la comunidad de los Padres Agustinos, en Tunja, y cultivó mediante la oración y el servicio el firme deseo de dejarlo todo para ir tras el ideal y alcanzar la meta de todo buen cristiano: el cielo. El padre César Augusto era un hombre de fe y de convicciones profundas. Tenía un tierno amor a la eucaristía, a los pobres y a los enfermos. En el trabajo apostólico durante su formación sacerdotal demostró tener las cualidades necesarias para llegar a ser un buen pastor.
Admitido en el noviciado de los Agustinos completó sus estudios de filosofía, emitió sus primeros votos religiosos como novicio e inició sus estudios de teología, que luego suspendió voluntariamente en el segundo año cuando sintió el llamado a reorientar radicalmente su vocación. Era el llamado de la gracia. Fue el tiempo en el que pensó con seriedad en su vocación misionera sin saber aún en dónde ni cómo. Fueron dos años de discernimiento. Durante este tiempo casi completó sus estudios teológicos en la Universidad San Buenaventura, se especializó en teología en la Universidad Javeriana y trabajó en las noches como cuidador y buen samaritano de un enfermo cuadripléjico. Por entonces conoció a Monseñor Francisco Antonio Nieto Súa, obispo de San José del Guaviare, a quien le descubrió sus pensamientos y su nueva vocación. Fue recibido en esta diócesis y enviado a Miraflores – Guaviare en donde se desempeñó como docente por espacio de un año. Era el año 2015.
Habiendo culminado sus estudios de teología en la Universidad San Buenaventura durante una nueva estadía en Bogotá, regresó a la diócesis, se vinculó a la pastoral como seminarista y fue destinado a la parroquia Sagrada Familia. Era el año 2017.
Al año siguiente, antes de la Semana santa, fue ordenado diácono por Monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez y nombrado para el servicio pastoral en la misma parroquia. Luego recibió su ordenación sacerdotal el 7 de julio de 2018 en Tibaná – Boyacá.
El padre César Augusto fue encargado temporalmente de la administración parroquial de la Inmaculada Concepción por algunos meses, después fue nombrado párroco de la parroquia El Señor de los Milagros en La Trocha ganadera donde se esforzó por construir una comunidad de fe, casa cural y un espacio celebrativo digno. En enero de 2023 fue nombrado párroco de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción en el corregimiento de El Capricho. Allí, en medio de fuertes dolores, celebró con su comunidad la última Semana santa de su vida.
De acuerdo con el testimonio de muchos fieles y amigos suyos entrañables, el padre César dejó huellas imborrables en las comunidades en donde generosamente trabajó, y supo conservar vivos, durante su fecundo ministerio sacerdotal de cinco años, el amor al Señor, a María y a la Santísima Eucaristía. El celo pastoral en todo lo que hacía era evidente: en las visitas a las veredas, aun las más lejanas, en las confesiones, en la dirección espiritual, en la enseñanza, en la predicación y en la catequesis.
En marzo de 2023, el padre César Augusto comenzó un período de repentina y dolorosa enfermedad. Los intensos sufrimientos que padecía completaron su misión en estas bellas tierras del Guaviare. Todo, finalmente, aprendió a unirlo a la Pasión de Cristo para contribuir así con su vida y con su muerte al florecimiento precioso de la fe, las vocaciones y la santidad de vida de los sacerdotes y consagrados, santidad de la que habló muchas veces a sus fieles, como quien está viviendo no para sí mismo sino solo para el Señor.
El padre César entregó su alma a Dios, en completa paz espiritual, el miércoles 16 de agosto de 2023 a las 8:45 p.m. en Bogotá, tres meses después de la muerte de su querido padre, a quien sepultó luego de celebrarle la misa exequial en su pueblo, debilitado ya notablemente por la enfermedad. Un día antes, el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María al cielo, recibió la unción de los enfermos y la indulgencia plenaria: fue el último paso en su preparación para ir al cielo. Tenía 35 años. Y fue alma víctima del amor de Dios.
A su fiel amigo sacerdote y confidente le dijo un día que él esperaba que la morenita de Guadalupe, su gran amor, lo recibiera en la puerta del cielo para que lo llevara a los brazos de Jesús y de la mano de Jesús ir a la presencia del Padre celestial.
La misa exequial del padre César fue acompañada por muchos fieles y amigos, presidida por monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, obispo de nuestra diócesis, y concelebrada por Monseñor Francisco Antonio, el viernes 18 de agosto de 2023 en el municipio de Jenesano – Boyacá en la hora de mayor sobreabundancia de la misericordia divina: las tres de la tarde. Nuevo privilegio que ya anunciaba el gozo, la paz y la alegría de su paso al cielo con la Morenita.